La Decisión de No Escolarizar a las Niñas, Niños, Adolescentes y Jóvenes: Una aproximación para el cálculo de los Gastos Microeconómicos y Macroeconómicos en Colombia*

García López, Erwin Fabián[1]

Maya Zuluaga, Ana Paulina[2]

Poveda García, Diego Armando[3]

Ríos Marín, María Constanza[4]

Salinas Esteban, Adriana Francisca[5]

* Este artículo obtuvo el primer lugar como paper de investigación en el Global Home Education Conference de San Petersburgo y Moscú, Rusia. Mayo 2018.

** Una versión resumida de este artículo está en proceso de edición para su publicación en ingles en una revista científica norteamericana

Los autores agradecemos especialmente las importantes contribuciones del abogado y candidato a Magister en Educación de la Universidad Nacional de Colombia, Diego Fernando Barrera Tenorio, y al Ph.D., Brian Ray, presidente del National Home Education Research Institute, lectores asiduos y generosos que nos ayudaron a hacer múltiples ajustes y reflexionar aún más sobre lo que está escrito en este documento.  También apreciamos la generosa contribución de Eduardo Salinas, sin sus aportes esta versión en inglés no hubiera sido posible.

[1] Magister en Educación de la Universidad Nacional de Colombia. Coordinador del proceso de investigación acción sobre Educaciones Alternativas – Educaciones Sin Escuela, Universidad Nacional de Colombia. Comentarios sobre este documento favor enviar a efgarcial@unal.edu.co

[2] Ingeniera Electrónica de la Universidad Javeriana. Coordinadora nacional de la red de familias que educan sin escuela, Red En Familia. Madre que educa sin escuela.

[3] Economista de la Universidad Nacional de Colombia. Investigador asociado al proceso de investigación acción sobre Educaciones Alternativas – Educaciones Sin Escuela.

[4] Doctora en Ecología Interdisciplinaria de la Universidad de Florida, Magister en Ecología y titulada en Biólogo. Investigador asociado al proceso de investigación acción sobre Educaciones Alternativas – Educaciones Sin Escuela. Madre educando sin escuela.

[5] Doctora en Ciencias Económicas, Magister en Economía y titulada en Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Colombia. Profesora del Departamento de Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana.

 

Resumen

La Educación Sin Escuela es un fenómeno que está creciendo y cada vez son más las familias que deciden optar por este tipo de educación que para algunos es trasgresora. El desarrollo de esta práctica ha sido acompañado de un progresivo aumento del número de investigaciones al respecto. Este documento se constituye como un estudio preliminar que permita definir el volumen de gasto en que incurren las familias que deciden educar sin escuela en Colombia. Mediante el uso de una encuesta como herramienta metodológica y un muestreo no probabilístico, los autores encuentran una serie de resultados, dentro de los que se destaca el que las cifras de gasto promedio anual en Educación Sin Escuela en Colombia son muy superiores al margen de gasto anual en Estados Unidos destinado a la Educación Sin Escuela. Este trabajo presenta un análisis microeconómico y macroeconómico de los datos de gasto de la educación sin escuela, en contraste con los gastos público y privado en educación escolarizada en que incurre el Estado y las familias. Se concluye que la educación sin escuela presenta algunas ventajas y características que deben ser considerados por los procesos escolarizados para mejorar no sólo la educación sino también los procesos de crianza y cuidado de las niñas, niños y adolescentes.

  1. Introducción

La Educación sin Escuela (ESE), es una forma de educación en la cual las familias deciden no enviar a sus hijas e hijos a la escuela por diversas razones y asumen directamente el proceso de enseñanza- aprendizaje de los niños (EnFamilia, 2017). Algunos investigadores sobre el tema lo definen de la siguiente forma:

Es un tipo de educación que trasciende el espacio escolar y que renuncia a sus formas regulativas tradicionales (Jurado, 2011), en el cual se persigue el desarrollo integral de las niñas y niños en el contexto del hogar familiar o en círculos comunitarios más amplios, pero en todo caso fuera de la institución escolar oficial tanto de titularidad pública como privada (Goiria, 2009, pág. 67). El alcance de la Educación sin Escuela (ESE) está ligado al concepto mismo de educación, cuya finalidad es formar a cada sujeto para que sea hospitalario y no hostil con el otro (Restrepo, 2011).

El planteamiento de la Educación sin Escuela (en adelante ESE), aporta al proceso de formación debido a que identifica en las personas una necesidad autónoma de aprendizaje, una capacidad autodidacta y su curiosidad innata para acercarse al conocimiento. De esta manera, el cuestionamiento a la excesiva burocratización y al institucionalismo como infraestructura, ponen en contexto la posibilidad de elevar lineamientos educativos de calidad que acerquen al sujeto al conocimiento y a la formación, a partir de una posición opuesta a considerarse a sí mismo como un banco de datos que no tiene la capacidad de contribuir en su propia formación.

Desde hace 50 años la práctica de ESE ha logrado paulatinamente un progresivo reconocimiento en la agenda de educación en países como Estados Unidos, Australia, Canadá, Francia, Hungría, Japón, Kenya, Rusia, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Tailandia y Reino Unido, entre otros (Ray, 2016). Así mismo, es relevante el aumento de políticas públicas que se han venido desarrollando y ampliando en Estados Unidos y otros países, alrededor de la Educación Sin Escuela en las anteriores décadas (Waddell, 2010).

El proceso de ESE es un fenómeno de carácter mundial que en Colombia ha venido creciendo desde hace varios lustros. Cada año, existen nuevas familias que optan por no escolarizar a sus hijas e hijos y asumen el derecho constitucional de su educación sin recurrir a la escuela formal.

A pesar de este crecimiento, no ha habido en Colombia o en la región un estudio que permita determinar los gastos de la ESE. Es por ello que este documento tiene como objeto realizar una primera aproximación cuantitativa y cualitativa para calcular los gastos de educar sin escuela en Colombia, presentando un análisis comparativo entre el gasto de la ESE, la inversión pública en escolarización en Colombia y el gasto privado en escolarización de las familias colombianas; realizando un primer análisis macroeconómico y microeconómico de las cifras y de esta forma lograr contribuir al debate público en torno a la ESE.

En una primera instancia en este trabajo se realizó una transformación de los gastos de la educación sin escuela para el caso de Estados Unidos, presentados en las investigaciones Lyman (1998), Rudner (1999) y Ray (2010, 2016) trayéndolos a precios del año 2016 y generando un promedio de gastos anual planteado en las tres investigaciones, para después aplicar un ajuste por medio del estadístico de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA) como una primera aproximación de los gastos de educar en casa en Colombia; posteriormente, para tener datos directamente de las familias que educan sin escuela en Colombia, se realizó una encuesta que respondieron 121 familias con un promedio de dos (2) hijos cada una, y se encontró que el gasto promedio mensual para las niñas y niños de 0 (cero) a 5 años es de USD 309 (cerca de $ 385.000 ajustados por PPA 2016), para las niñas y niños entre los 6 y 12 años de edad, el gasto promedio mensual es de USD 492 (cerca de $ 615.000 ajustados por PPA 2016), para los adolescentes entre 13 y 17 años de USD 507 (cerca de $ 635.000 ajustados por PPA 2016). En general, se puede afirmar que para las familias de la muestra el gasto promedio mensual de educar sin escuela es de USD 445 (cerca de $550.000 ajustados por PPA 2016).

  1. Estudios sobre los gastos de educar sin escuela y cálculo para Colombia utilizando el estadístico de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA).

Los precedentes más relevantes para iniciar un estudio de gastos de ESE son los trabajos de Lyman (1998), Rudner (1999) y Ray (2010, 2016) que presentan cifras sobre el gasto promedio anual, a precios estadounidenses de 2016, de USD 643 por cada niña o niño que se educa sin escuela en Estados Unidos (ver Tabla 1).

En la Tabla 1 se puede observar una ponderación del gasto promedio sugerido en cada trabajo mencionado. Con las cifras en dólares se dispuso ajustar la tasa de cambio vigente en el período de estudio usando el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en Estados Unidos, para hacer una comparación factible entre dichos valores con precios a 2016. Posteriormente se utilizó el factor de conversión de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA), para hacer una transformación a pesos colombianos de dicho valor. El índice PPA será importante a lo largo del documento, este es un factor internacional de conversión que representa cuánto cuesta en Colombia lo que se compra en EEUU con cada dólar (Epstein y Marconi, 2016), en otras palabras, es un ajuste a la tasa de cambio que tiene en cuenta el costo de vida en cada país y es usado por el Banco Mundial, si bien se utiliza para el ajuste de indicadores macroeconómicos, en este caso se utilizará para los gastos de la de la ESE como una primera aproximación.

Tabla 1. Comparación según diferentes estudios del gasto por niño en la ESE para Estados Unidos, y cálculo del promedio ajustado a precios de diciembre de 2016.

 

Estudio

 

Lyman (1998)

Rudner (1999) Ray (2010)

Ray (2016)

Período de análisis

1997

1998 2009

2015

Gasto anual de ESE en USA (promedio)

 USD 546  USD 400  USD 500

 USD 600

Gasto ajustado por inflación anual en Estados Unidos a precios de 2016*

 USD 816

 USD 589  USD 559

 USD 608

Gasto promedio anual per cápita a precios de 2016

 USD 643,06

* Cálculo de elaboración propia.

Fuente: Lyman (1998), Rudner (1999), Ray (2010,2016) y Banco Mundial (2017).

Tabla 2. Cálculo de la paridad de precios del gasto de educación por niño para Colombia a diciembre de 2016

Gasto promedio de la ESE anual por niño a precios de 2016 para Estados Unidos.

 USD 643,06

Tasa de cambio peso- dólar norteamericano (ponderación anual 2016)

 $ 3.054

Factor de Conversión PPA (ponderación anual 2016)

0,41

Gasto hipotético anual en ESE per cápita en Colombia calculado por medio de la Paridad de Poder Adquisitivo – (ajustado por IPC en Estados Unidos a 2016)

 $ 804.025,74

*Cálculo de elaboración propia

Fuente: Banco Mundial (2017), Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE (2017).

 El resultado de la Tabla 2 muestra que en promedio en Colombia, el gasto anual de la ESE por cada niña o niño sería de $ 804,026 (pesos colombianos). Sin embargo, esta cifra es sólo una aproximación debido a que se refiere a costos calculados para Estados Unidos y probablemente está alejada del contexto colombiano, en el que los gastos pueden ser diferentes dadas las diferencias en infraestructura y en provisión de bienes públicos de acceso gratuito, razón por la que cobra mayor importancia adelantar el trabajo empírico para este análisis.

Se debe resaltar que, a diferencia de lo ocurrido en otros países, la ESE en Colombia no está asociada a una apropiación generalizada del espacio público o de la infraestructura institucional, por lo que varias familias que optan por educar a sus hijas e hijos sin escuela asumen el gasto de muchos de los servicios que en otros países serían de provisión pública.

También es necesario subrayar que en Colombia la segregación, producto de la escolarización privada, es muy alta. En el país hay un fenómeno de marginación que marca una diferenciación clara entre las personas que pueden costear la escolarización privada y las que reciben escolarización pública. La relación de gasto para los dos tipos de educación escolarizada es extremadamente dispar. Mientras que la matrícula anual y pensión mensual en colegio público es gratuita desde 2012, en un colegio privado, según cifras del Ministerio de Educación Nacional (2017) el promedio anual es desde USD 642 ($ 803.616 ajustados por PPA 2016) de Pasto (Nariño), hasta USD 3340 ($ 4.176.884 ajustados por PPA 2016) de Chía (Cundinamarca). El promedio anual es de USD 1.443 ($ 1.805.006 ajustados por PPA 2016).

No obstante, están cifras son promedios locales y desconocen que hay una gran cantidad de colegios privados, especialmente en las ciudades principales, cuyo gasto promedio anual es muy superior. Según cifras del Ministerio de Educación Nacional (MEN, 2016), de los 10.424 colegios privados en Colombia que reportan información a cada Secretaría de Educación Local, el 27,8% (2901) superan el promedio nacional. Más concretamente el 11,1% (321) de los colegios privados que superan el promedio nacional tienen un gasto anual superior a los USD 8.000 (más de $ 10.000.000 ajustados por PPA 2016).

Este documento tiene por objeto presentar un análisis comparativo entre el gasto de la ESE, la inversión pública en escolarización en Colombia y el gasto privado en escolarización de las familias colombianas. El objetivo es hacer un primer análisis macroeconómico y microeconómico de dichas cifras para ampliar el debate público en torno a la Educación Sin Escuela. Cabe aclarar que este es un estudio preliminar en aras de cuantificar los gastos de educación en que incurren las familias que educan sin escuela en Colombia.

  1. Metodología

El método que se utilizó para realizar este trabajo es tanto cuantitativo como cualitativo.

Población objeto y universo poblacional

La población objeto de este estudio son las familias que educan sin escuela en Colombia. En el país no existen cifras de cuántas familias han optado por este modelo y por lo tanto se desconoce universo poblacional. Existen cada vez más redes de apoyo para las familias que educan sin escuela, aunque no se sabe si todas las familias que optan por esta modalidad se encuentran adscritas a estas redes, pero pueden ser una forma de aproximarse al universo poblacional.

La unidad de análisis fueron las familias y la fuente de información las respuestas de madres y padres.

Instrumento para la recolección de datos: Diseño del cuestionario

Los datos fueron recogidos con la ayuda de una encuesta como herramienta metodológica. Esta consta de 17 preguntas, de las cuales las primeras cinco (5) se diseñaron para caracterizar la población que respondió la encuesta. De la pregunta seis (6) a la once (11) hay un enfoque relacionado con los ingresos y gastos de cada unidad de análisis. Las últimas seis (6) preguntas se refieren a los recursos físicos, monetarios y de tiempo destinados a la ESE de las hijas e hijos.

El enfoque para diseñar la herramienta metodológica es el cuantitativo mixto de ejecución concurrente, es decir, tiene preponderancia de preguntas cuantitativas y sus datos se obtuvieron al tiempo que las respuestas cualitativas. Las preguntas son de tipo opción múltiple y escala y fue elaborada con la herramienta electrónica Formularios de Google. Para validar el instrumento se realizó una encuesta preliminar a cinco (5) familias, modificando con cada nueva respuesta los detalles de la herramienta.

Adicionalmente este instrumento tiene como antecedente la Encuesta Sobre Educación Sin Escuela en Colombia y España: Estudio Comparativo, realizada por Erwin Fabián García López y Carlos Cabo González, utilizada como insumo para la tesis doctoral de Cabo (2012) y en la ponencia Avances preliminares de las encuestas sobre educación sin escuela en Colombia y en España: Estudio Comparativo presentada durante el Segundo Congreso Internacional de Educación Sin Escuela realizado por la Universidad Nacional de Colombia en 2010. Esta primera caracterización también sirvió de insumo a García López para las publicaciones como autor y coautor en los libros: Un Mundo Por Aprender (2011), International Perspectives on Home Education Do We Still Need Schools? (2015) y The Wiley Handbook of Home Education (Barrera, García & Will, 2016).

Técnicas para la Recolección de datos

Para la recolección de la información, dado que no se conoce el universo poblacional, como ya se mencionó, se decidió aplicar el cuestionario de encuesta de forma censal, en una de las redes más amplia y más antigua del país: la Red Colombiana de Educación en Familia –Red EnFamilia– que tiene aproximadamente 1387 familias miembros, como una forma de aproximación a la mayor cantidad de familias que utilizan la Educación sin Escuela (ESE).

El formulario, gracias al apoyo de la Red En Familia, fue enviado vía internet, a sus miembros y fue auto diligenciado de forma voluntaria por 121 de estas familias en el periodo de octubre a noviembre del 2017.

Teniendo en cuenta los planteamientos metodológicos de Manterola y Otzen (2017), Baptista, Fernández, y Hernández (2014) y Pimienta (2000), podemos afirmar que la muestra será de tipo no probabilístico, por lo que no se podrán hacer inferencias estadísticas que puedan considerarse generalizantes; debido a que sobre estas muestras dirigidas no es posible calcular factores de expansión ni niveles de confianza ya que no se tiene un marco muestral.

Cabe señalar que también se ha incorporado en el análisis el material recogido durante más de una década por el proceso de investigación–acción sobre Educación sin Escuela (ESE), Autoaprendizaje Colaborativo (AC), Educación en Familia (EF), Modelos de Escuelas Flexibles (MEF), Universidad Nacional de Colombia, a partir del cual se han realizado notas de campo recogidas a través de cursos semestrales y encuentros locales y regionales con familias que educan sin escuela, además de observaciones empíricas y entrevistas semiestructuradas a decenas de las familias que educan sin escuela en Colombia.

  1. Resultados de la Encuesta

Caracterización sociodemográfica de las familias de la muestra

El primer gráfico muestra que la población encuestada se encuentra principalmente en la ciudad de Bogotá. Cincuenta y dos (52) de los encuestados revelaron que viven en la capital del país, mientras que 14 familias residen en algún municipio alrededor de la capital. El 16,5% vive en alguna de tres ciudades que por población le siguen al distrito capital, a saber, Medellín, Barranquilla y Cali. El 21,49% de las familias manifiestan vivir en una ciudad mediana como Armenia, Manizales, Pereira, Bucaramanga, Cartagena, Villavicencio, Ibagué, Popayán, Cúcuta, Pasto o Tunja y el 7,44% habita en otros municipios, a saber, Copacabana, Rionegro (Antioquia), Buenaventura, Jamundí (Valle del Cauca), Soatá (Boyacá), Calarcá, Montenegro (Quindío) o Fonseca (La Guajira). Una familia encuestada manifestó que no tiene un lugar de residencia establecido ya que su familia viaja permanentemente.

Gráfico 1. Lugar de residencia

1

Al contrastar esta información con el trabajo de campo (notas de campo, cursos semestrales en la Universidad Nacional, observación empírica, encuestas semiestructuradas a algunas familias que educan sin escuela), se puede afirmar que hay indicios de que el fenómeno de la Educación Sin Escuela no sólo está creciendo, sino que se está ampliando a diversos lugares que incluso trascienden las grandes ciudades. Los investigadores que realizan este estudio también han observado una expansión del fenómeno de la ESE en Colombia, dentro de lo que se destaca un crecimiento del fenómeno dentro de las comunidades campesinas rurales, neo rurales y en diversas comunidades indígenas, especialmente en el pacífico sur, cuya visión ancestral de la educación encuentra resonancia y congruencia en los conceptos y reflexiones que provoca este tipo de educación.

Gráfico 2. Etnia

2

La clasificación de etnia expuesta en el gráfico 2, permite observar que únicamente el 6,5% de las familias encuestadas no se reconocen parte de una etnia Blanca o Mestiza. Sólo dos (2) familias se refieren a sí mismas, como una pareja con diferencias étnicas, una de ellas manifiesta ser una pareja mestiza–blanca y otro mestiza–afrodescendiente. 70 familias encuestadas se declaran mestizas y 45 se reconocen como blancas. Sólo una se refiere a sí misma como indígena (Arhuaco, Cubeo, Embera, Guambiano, Huitoto, Inga, Kankuamo, Paez, Pasto, Pijao, Sikuani, Tucano, Wayuú, Zunú u otra) y otra como Neo Muisca. Tres (3) familias se declararon afrodescendientes y el mismo número no se identifica dentro de ninguna etnia. La clasificación de etnia tuvo en cuenta la categorización que hace el Ministerio de Educación Nacional colombiano en sus formularios para inscripción a las pruebas de Estado para la educación media.

Gráfico 3. Grupo Religioso

3

Del gráfico 3 podemos extraer que los encuestados se reconocen a sí mismos como católicos (35), cristianos evangélicos (19), estudios espirituales o nueva era (7), protestantes (6), judíos (4), mormón (3) y Pachamámicos (3). Treinta y un (31) familias reconocieron creer en Dios pero no seguir ninguna religión. Sólo dos (2) familias se identificaron como ateas y una (1) familia se reconoció como agnóstica. El grupo encuestado está conformado además, por adventistas (2), budistas (2), hare Krishna (2), panteísta (2) católico carismático (1), evangélico carismático (1), pentecostal (1), testigo de Jehová (1), católico ortodoxo (1), bautista reformado (1) y baha’i (1). Dos familias respondieron no pertenecer a ninguna religión y tres (3) se identificaron con una de estas posturas: amor sin religión, religión personal o religión de la tierra. Una familia respondió que no sabe. Algunas familias se identificaron con dos o más religiones. Esta clasificación de las religiones tiene como referencia la realizada por William Beltrán (2012). La información contenida en esta respuesta puede ser considerada como un indicio de heterogeneidad en la muestra.

Gráfico 4. Postura filosófica y política

4

A la pregunta ¿Con cuál de las siguientes posturas filosóficas y políticas se identifica? Se advierte que las respuestas tienen como fundamento una identificación particularmente subjetiva ya que no se incluyó una definición de los términos usados. Veinticinco (25) de las familias encuestadas afirmaron ser o tener un miembro cuya postura responde a la Ecología Social, 18 se identificaron dentro de la postura conservadora, 17 dentro del liberalismo, seis (6) de progresismo, seis (6) del anarquismo solidario, seis (6) del feminismo, cuatro (4) como socialistas, tres (3) como nacionalistas y uno (1) como anarco capitalista (ver gráfico 4). Veintiséis (26) del total de encuestados no se identifica dentro de una postura y 15 se reconocen dentro de la categoría Otros, en la que ingresaron respuestas como: cristianismo (3), humanismo (3), teología social de la iglesia (1), participación, responsabilidad, cooperación y respeto (1), libre (1), libertario (1), epicureísmo (1), chavismo continental (1), centroderecha (1), capitalismo (1), la política es buena, el problema radica en lo que hay en el corazón de los hombres (1). Cabe señalar que algunos de los grupos familiares se identificaron dentro de dos o más categorías. La clasificación se realizó tomando en cuenta algunos de los planteamientos de Andrew Heywood (2017).

Gráfico 5. Tipo de Familia

5

Los resultados arrojan que 98 de los encuestados principalmente hacen parte de una familia en la que padre y madre están juntos ya sea nuclearmente o incluyendo a otros miembros de la familia. El 19,01%, es decir, 23 familias encuestadas se reconocen dentro de una estructura monoparental, de padres separados o con familia reconstituida (ver gráfico 5).

Enlazando esta pregunta con la 6 (Origen de ingresos del grupo familiar) y la 16 (¿En cuánto valora usted el tiempo mensual que dedica la madre y/o el padre a la Educación Sin Escuela de los niños, niñas y/o adolescentes miembros del grupo familiar?), se puede inferir que en diez (10) familias declaradas monoparental o de padres separados, la madre es la cabeza de hogar y sólo en una (1) es el padre quién se encarga de la crianza de las hijas e hijos. La clasificación en esta pregunta tomó como referencia los planteamientos de Carmen Valdivia (2008).

Resultados socio económicos de las familias de la muestra: Caracterización Microeconómica

La pregunta de ingresos del grupo familiar (ver gráfico 6) se destaca por su variación extrema debido a que no hay un agrupamiento hacia una categoría de fuentes de ingreso familiar. Las tendencias más destacadas de la muestra no probabilística son: i) 41,3% de las respuestas dan cuenta de madres dedicadas al hogar, aunque no exclusivamente, 32 de las 50 madres que afirman dedicarse al hogar también dicen obtener ingresos de otras actividades, ii) 43,8% de las familias reportaron que las madres se dedican al ejercicio independiente de su profesión o al trabajo por cuenta propia, iii) 39,7% de los grupos familiares encuestados reconoce que el padre (incluyendo un -1- padrastro) obtiene ingresos a partir del empleo técnico o profesional, iv) 39,7% de las familias reconoce que los padres obtienen ingresos a partir de arrendamiento (finca raíz) o producto del ejercicio de la independencia profesional, v) Una familia reporta que sus hijas y/o hijos también colabora en la obtención de ingresos para el grupo familiar.

Gráfico 6. Número de familias que reconoce las siguientes actividades como su fuente de ingresos

6

En general las familias obtienen sus ingresos de dos o más actividades. También es relevante mencionar que únicamente seis (6) familias reportan ingresos por trabajar como obreros u operarios. En particular los que reportaron esta categoría como fuente de ingresos no tienen una segunda fuente.

Hay que destacar que, de las 50 familias que reportan que la madre destina tiempo a las tareas del hogar, el 36 % (18 familias) declara tener una relación conyugal en la que la madre se dedica exclusivamente al hogar y el padre a obtener ingresos. Con ayuda de la pregunta 16 (¿En cuánto valora usted el tiempo mensual que dedica la madre y/o el padre a la Educación Sin Escuela de los niños, niñas y/o adolescentes miembros del grupo familiar?), se puede afirmar que de estas 18 familias, 8 registraron que es exclusivamente la madre quién destina tiempo a la Educación Sin Escuela de las hijas e hijos.

Para la clasificación de origen de ingresos se tuvo en cuenta la categorización que hace el Ministerio de Educación Nacional colombiano en sus formularios para inscripción a las pruebas de Estado para la educación media.

Gráfico 7. Número de familias por rango de ingreso mensual. Cifras en dólares ajustados por Paridad de Poder Adquisitivo para Colombia (PPA 2016)

7

Para la pregunta sobre los ingresos de las familias las opciones fueron: i) menos de $ 1.000.000, ii) entre $ 1.000.000 y $ 2.500.000, iii) entre $ 2.500.001 y $ 4.500.000, iv) entre $ 4.500.001 y $ 7.000.000, v) entre $ 7.000.001 y $ 10.000.000, vi) más de $ 10.000.000. Dichas cifras se ajustaron y redondearon con el factor de conversión para Colombia de Paridad de Poder Adquisitivo en 2016 (coeficiente: 0,409, tasa de cambio: $ 3.054), provisto por la base de datos del Banco Mundial (ver gráfico 7).

En este caso destaca que, de las encuestadas, son más las familias que obtienen ingresos mensuales superiores a los USD 3.600 (PPA 2016) que las que reciben ingresos inferiores a los USD 800 (PPA 2016), mostrando una preponderancia socioeconómica en la muestra de familias con ingresos superiores a la media, esto si tenemos en cuenta que Cárdenas (2013), revela que en Colombia los ingresos mensuales del percentil 75 son cercanos a los USD 1.450 ($ 1.553.675 ajustados por PPA 2008) y en la muestra el 53,72% supera este margen y un 33,06% se posiciona alrededor de él.

Gráfico 8. Financiamiento de los gastos (número de familias)

8

La octava pregunta de la encuesta, expuesta en el gráfico 8, es: En el caso en el que el grupo familiar no cubra sus gastos mensuales con sus ingresos ¿Cómo cubre el consumo (sus gastos)? Sobre esta es relevante mencionar que el 71,1% de los encuestados manifiesta endeudarse a través del sistema financiero, mientras que el 14,0% afirman que sus gastos no exceden sus ingresos. La categoría Otros fue marcada por familias que usan ahorros (2) y por familias que no respondieron (2).

Es necesario profundizar más sobre las fuentes de financiamiento de las familias que educan sin escuela, debido a que el trabajo de campo, las observaciones empíricas y las entrevistas semiestructuradas alrededor del fenómeno en Colombia permiten inferir que este tipo de familias con frecuencia tienen unas prácticas económicas con menores riesgos de endeudamiento. En muchos casos educar sin escuela es una estrategia en familias con un nivel socioeconómico medio, para optimizar sus gastos y minimizar el endeudamiento debido a los altos gastos educativos.

Gráfico 9. Porcentaje de familias que reconoce financiamiento externo

9

Con la información contenida en el gráfico 9, se puede entender que para las familias encuestadas el financiamiento externo de la Educación Sin Escuela de sus hijas e hijos no es una práctica extendida. Dentro de las respuestas no se identifica el financiamiento de organizaciones comunitarias o instituciones públicas locales. Es relevante sin embargo, la respuesta de dos (2) familias que se reconocen a ellas mismas como católico carismático (1) y bautista reformado (1) y manifiestan recibir financiamiento de su iglesia y organización religiosa. Las cuatro (4) familias que marcaron la categoría Otra, respondieron que recibían ayuda financiera por sus familias (3) o por medio de becas (1).

El trabajo de campo recolectado a través de notas de campo, producto de las observaciones empíricas y las entrevistas semiestructuradas realizadas durante los cursos semestrales de la Universidad Nacional de Educación Sin Escuela y los diferentes encuentros locales y regionales, permite afirmar que el fenómeno del financiamiento externo por parte de iglesias, principalmente evangélicas, ha ido creciendo especialmente entre los sectores populares. Un estudio cuantitativo futuro más detallado y con un alcance más general podrá dar luces acerca de las tendencias de esta práctica.

Gráfico 10. Orden de importancia del gasto familiar mensual (número de familias por categoría)

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El orden de importancia de los gastos de las familias (ver gráfico 10), revela que el uso de recursos en un margen alto y medio se da principalmente en alimentación (89,26% de las familias seleccionó la opción alto o medio en esta categoría del gasto), vivienda (74,38%), salud (63,64%) y recreación cultura & deporte (57,02%). Las familias marcaron bajo o nulo el gasto que hacen en tabaco & alcohol (únicamente el 0,83% de las familias seleccionó la opción alto o medio en esta categoría del gasto), escolarización en educación superior (23,14%), escolarización de alguno de los miembros de la familia (25,62%) y transporte (34,71%). La clasificación de esta pregunta tomó como referencia la estructura de gasto propuesta por el Departamento Nacional de Estadística –DANE–.

El bajo o nulo margen de gasto en tabaco y alcohol en las familias encuestadas se refuerza por la observación empírica de las familias que en general tienen prácticas de cuidado y autocuidado que permiten aumentar el bienestar del grupo familiar.

Gráfico 11. Tiempo medio dedicado a obtener ingresos (número de personas por categoría)

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Sobre el tiempo medio dedicado a obtener ingresos (ver gráfico 11) en las familias encuestadas, salvo la dedicación menor a 24 horas a la semana, son los padres quiénes mayor cantidad de tiempo dedican a esta actividad. De las 97 madres (incluyendo una madrastra) que reportaron alguna respuesta, el 74,23% dedica menos de 49 horas a la semana a obtener ingresos y el 4,12% destina más de 72 horas. De los 108 padres (incluyendo cuatro padrastros) que reportaron alguna respuesta, el 46,30% destina menos de 49 horas a la semana a obtener ingresos y el 10,19% dedica más de 72 horas. Dos (2) familias reportaron que padre y madre dedican entre 73 y 120 horas. Tres (3) familias registran que ambos dedican más de 120 horas a la semana a obtener ingresos; uniendo esta respuesta con la pregunta 13 (Tiempo promedio dedicado a la Educación Sin Escuela por cada niño, niña o adolescente del grupo familiar), de estas familias, tres (3) dedican más de 67 horas semanales a atender la educación sin escuela de sus hijas e hijos.

Gráfico 12. Edad de las hijas e hijos que integran las familias (número de personas por categoría)

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Teniendo en cuenta el número de familias encuestadas, en promedio, estas tienen dos (2) hijos, algo compatible con la tendencia de las familias de condiciones socioeconómicas por encima de la media según la encuesta de calidad de vida de 2008 (Cárdenas, 2013). El 24,79% tiene una (1) única hija o hijo, el 55,37% tiene dos (2) hija(s) y/o hijo(s), el 18,18% tiene tres (3) hija(s) y/o hijo(s). Dos familias reportaron tener cuatro (4) hija(s) y/o hijo(s). Ninguna familia encuestada manifestó tener más de cuatro hijos. De las once (11) familias que reportaron tener una hija o hijo mayor de edad (en Colombia la mayoría de edad se considera a partir de los 18 años), cada una tiene a su vez a lo menos otra hija y/o hijo menor de 18 años (ver gráfico 12).

Gráfico 13. Tiempo promedio dedicado a la Educación Sin Escuela por cada niño, niña o adolescente miembro del grupo familiar (número de familias por categoría)

13

En la pregunta 12 se registraron 212 niñas, niños y adolescentes que se educan sin escuela. Esta pregunta (ver gráfico 13) da cuenta 166 resultados debido a que las familias se les registró el promedio y no el total, por ejemplo, si una familia tiene dos hijas en el rango de edad de 6 a 12 años a los que les dedica entre 24 y 48 horas, esta cifra no se registró dos veces sino se tuvo en cuenta una única vez, como un promedio. Esto debido a que las familias numerosas pueden sesgar el promedio general.

Así entonces, el 38,55% de las madres y padres dedicaron en promedio entre 24 y 48 horas semanales a la educación de sus hijas e hijos. El 21,69% dedicó menos de 24 horas y el 19,88% entre 49 y 60 horas, el mismo porcentaje se registró entre las madres y padres que dedicaron más de 60 horas a la semana para la educación de sus hijas e hijos. La muestra tiene una varianza extrema y no se puede asegurar que haya una correlación negativa entre el tiempo dedicado a obtener ingresos o el monto de ingresos y el tiempo dedicado a la educación sin escuela de las hijas e hijos, aunque se destaca que ninguna familia que reportó obtener ingresos por más de USD 5.600 ($ 7.000.000 ajustados por PPA 2016) dedica más de 60 horas a la semana a esta práctica.

Las familias que reportaron que algún miembro de la familia se dedica al hogar o que las madres se dedicaban exclusivamente al hogar, destinan más tiempo a educar a sus hijas e hijos sin escuela. En promedio, las familias que registraron que ni madre ni padre se dedica al hogar (70) registraron una dedicación semanal de 39,5 horas, inferior a las 43,5 horas que dedican las familias en las que alguno de los miembros dedica parte de su tiempo al hogar (51). No se puede afirmar para la muestra que el ingreso, el tiempo promedio dedicado por las madres y padres a obtener ingresos y la fuente de ingresos influya en la cantidad de tiempo dedicado a acompañar la Educación Sin Escuela de las hijas e hijos.

En el gráfico 14 se puede apreciar que dentro de los materiales identificados por las familias como elementos y características que hacen parte del tipo de Educación Sin Escuela que practican, se destaca que cerca de 3 de cada 4 familias (72,73%) destinan una cuantía que en relación a su propio consumo es alta o media. Así mismo, materiales didácticos (61,98%) y entradas a eventos como teatro, cine o museos (54,55%) reciben un margen alto o medio en relación al gasto. Cerca de 1 de cada 2 familias (48,76%) dedican recursos a clases o talleres vocacionales particulares y en una proporción similar, a viajes (45,45%). La mayoría de familias encuestadas (71,07%) consideran que es bajo o nulo el gasto en educación virtual formal y sólo algunos (14,88%) destinan una cuantía media o alta a docentes particulares. También es relativamente bajo el número de familias que destina recursos importantes a actividades culinarias especiales (30,58%).

Gráfico 14. Recursos y herramientas que usan las familias que educan sin escuela (número de familias por categoría).

14

El 20,66% de las familias marcó la opción otro. La pregunta 15 hace referencia a esta opción y en ella se puede encontrar que en general las familias que respondieron esta pregunta consideran como recursos destinados a la Educación Sin Escuela, las salidas de campo y trabajo conversacional-vivencial, actividades deportivas, juego y aprendizaje libre, educación virtual no formal, el manejo de una huerta y los eventos religiosos.

El gráfico 15 muestra que las familias que respondieron privilegian una valoración del tiempo dedicado por las madres (y madrastras) a la labor de educar sin escuela, ya que el 56,63% de las personas sobre quienes se asignó una valuación fueron mujeres. De estas, el 41,44% tienen una percepción del valor del tiempo dedicado a acompañar la educación sin escuela de sus hijas e hijos menor a USD 800 mensuales ($ 1.000.000 ajustado por PPA 2016), 34,23% consideran que el valor de su dedicación está entre USD 800 y USD 2.239 ($ 2.800.000 ajustado por PPA 2016). EL 24,32% restante suponen una valoración de su tiempo mayor a USD 2.240.

Gráfico 15. Valoración del tiempo mensual dedicado por la madre y/o el padre a la Educación Sin Escuela de los niños, niñas y/o adolescentes miembros del grupo familiar (número de personas por rango). Cifras ajustadas por PPA.

15

La apreciación que se hizo sobre el tiempo dedicado por los padres (y padrastros) revela que el 61,18% supone una asignación menor a los USD 800, mientras que el 15,68% está entre USD 800 y USD 2.239. Sobre porcentaje restante (12,94%) su valoración supera los USD 2.240.

En general, hay una valoración más alta del tiempo dedicado a la Educación Sin Escuela de las madres (y madrastras) que superan 1,69 veces la estimación económica que se hace del tiempo dedicado a esta labor por los padres (y padrastros).

Contrario a la tendencia mostrada anteriormente, la respuesta sobre la evaluación monetaria del tiempo dedicado a la Educación Sin Escuela de las hijas e hijos tiene una correlación directa con el ingreso de las familias, como se aprecia en el gráfico 16, esta correlación es positiva. Es decir, entre más ingresos reciben las familias, más considerable es su valoración monetaria respecto al tiempo dedicado a la Educación Sin Escuela.

Gráfico 16. Correlación entre nivel de ingreso y valoración del tiempo

16

Gráfico 17. Gasto mensual de la Educación Sin Escuela segmentado por rango de edad y ajustado al dólar por PPA 2016 (número de familias por rango).

17

En el gráfico 17 se puede apreciar una tendencia del gasto mensual de educar sin escuela a los niños y niñas de 0 (cero) a 5 y de 13 a 17 años hacia el rango entre USD 80 y USD 239 (entre $ 100.000 y $ 300.000 ajustados por PPA 2016). Lo mismo sucede alrededor de la cuantía entre USD 240 y USD 479 (entre $ 300.001 y $ 600.000 ajustados por PPA 2016), para las niñas y niños de entre 6 y 12 años.

Gráfico 18. Gasto promedio mensual en dólares (ajustado por PPA 2016) de educar sin escuela por rango de edad.

18

*S.D.: Desviación Estándar

Como se puede observar en el gráfico 18, si se omiten los dos datos atípicos que están en el rango de entre USD 3.600 y USD 4.369, el gasto promedio mensual para las niñas y niños de 0 (cero) a 5 años es de USD 309 (cerca de $ 385.000 ajustados por PPA 2016), para las niñas y niños entre los 6 y 12 años de edad el gasto promedio mensual es de USD 492 (cerca de $ 615.000 ajustados por PPA 2016), para los adolescentes entre 13 y 17 años de USD 507 (cerca de $ 635.000 ajustados por PPA 2016). En general, se puede afirmar que para las familias de la muestra el gasto promedio mensual de educar sin escuela es de USD 445 (cerca de $550.000 ajustados por PPA 2016).

Si se comparan estos datos con el ingreso de la familia, se encuentra que existe una correlación positiva (0,79) entre el ingreso medio de la familia y el gasto promedio mensual de la ESE, en otras palabras, entre más ingresos obtiene la familia, mayor es la cuantía destinada a la ESE de las hijas e hijos (ver gráfico 19), sin embargo, si se compara el gasto de educar sin escuela, ya no con la cifra absoluta, sino como porcentaje del ingreso de las familias encuestadas, hay una correlación negativa (-0,87), es decir, entre mayores sean los ingresos de una familia, menor será la proporción de gasto destinado a la educación sin escuela de sus hijas e hijos.

Gráfico 19. Correlación entre nivel de ingreso y gasto en que incurren las familias al educar sin escuela

19Si se comparan estos datos con el número de hijas e hijos, se encuentra que hay una relación inversamente proporcional entre estos y la cuantía destinada a la ESE, dicha correlación negativa es del orden de -0,87 e implica que en promedio las familias encuestadas destinan una menor cuantía de sus recursos a cada niña, niño o adolescente educado sin escuela, conforme aumenta el número de hijas y/o hijos.

Análisis de Gastos Microeconómicos y Macroeconómicos

Si se toma como referencia el gasto promedio mensual que las familias encuestadas reportan, es decir, USD 445 (cerca de $550.000 ajustados por PPA 2016), el promedio de gastos anuales es igual a USD 5.340 ($ 6.677.358 ajustados por PPA 2016). Es decir, el gasto es 8,3 veces superior a los estudios en Estados Unidos realizados por Lyman (1998), Rudner (1999) y Ray (2010, 2016), relacionados en la Tabla 1.

Tabla 3. Gasto público en escolarización en Colombia

Gasto público en escolarización primaria, secundaria y media en Colombia
(cifras para 2015 ajustadas por PPA)
PIB nominal 2015 (ajustados por PPA)

 USD 668.185.302.886

Gasto público en educación como porcentaje del PIB

4,49%

Porcentaje del gasto público en educación destinado a la educación primaria, secundaria y media

72,13%

Gasto público en educación destinado a la educación primaria, secundaria y media

 USD 21.644.795.711

Total de alumnos matriculados en el sector oficial

8.298.185

Gasto público en educación por estudiante Ajustado por PPA 2015

 USD  2.608

Ajustado por IPC a precios de noviembre de 2017

 USD  2.860

Fuente: Banco Mundial (2017) y Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE (2017, 2016).

Si se toma este promedio anual y se compara con el gasto público en el año 2015 en escolarización, detallado en la Tabla 3, después de ajustarlo a precios del 2017 (teniendo en cuenta el IPC acumulado durante el año) se encuentra que este gasto per cápita en escolarización primaria, secundaria y media es de USD 2.860. Es decir, el gasto promedio anual de educar sin escuela para las familias encuestadas en Colombia es 46,45% mayor que el gasto per cápita en escolarización pública. A pesar de esto último, si se ordena el gasto público anual de las familias según el valor de sus gastos, se encuentra que el gasto público per cápita es mayor que el promedio del 74,38% (las 90 familias con el gasto más bajo) de la muestra ubicadas en el rango inferior. También es cierto que si se toma en cuenta el gasto promedio anual en el que incurren las familias que obtienen ingresos menores a USD 800 (cerca de $ 1.000.000 ajustado por PPA 2016), esta cifra es 25,54% menor que el gasto público en escolarización oficial per cápita en Colombia. La cuantía pública nacional de gasto público per cápita es mayor que el gasto absoluto en que incurre el 42,15% (51) de familias de la muestra que educan sin escuela.

Si se toman exclusivamente los 52 datos para Bogotá D.C., el gasto promedio anual de educar sin escuela es de USD 5.796 ($ 7.246.154 ajustados por PPA 2016). Esta cifra comparada con el gasto público distrital per cápita (USD 2.220 – $ 2.780.000 ajustados por PPA 2016) es 61,70% mayor. Sin embargo, si de nuevo se organiza la muestra de acuerdo al nivel de sus gastos, el promedio de gastos del 53,85% (las 28 familias con el gasto más bajo) es menor que el gasto público distrital. También es cierto que para el 32,69% (17) esta cifra de gasto público en escolaridad distrital oficial, en comparación, es mayor.

Por otra parte, si se toma el gasto privado de las familias, como se mencionó anteriormente, el gasto promedio anual de la escolarización privada en Colombia es de USD 1.443 (sobre un total de 10.424 colegios privados). Lo cual quiere decir que, en relación a la muestra, el gasto promedio anual de educar sin escuela en que incurre el 39,67% (48) de las familias es menor. Más aún, el 76,47% (13) de las familias que educan sin escuela cuyos ingresos son inferiores a USD 800 mensuales, gastan una cuantía menor al promedio del gasto nacional en escolarización privada.

Tabla 4. Gasto público en escolarización en Bogotá D.C.

Gasto promedio administrativo, de funcionamiento y en infraestructura durante un año ajustado a precios de 2017*
Inversión promedio en Infraestructura de Colegios Distritales entre 2015 y 2017

 USD 15.861.647

Inversión anual en infraestructura teniendo en cuenta una depreciación de 50 años

 USD 317.233

Transferencias directas a los Colegios construidos entre 2011 y 2014 – promedio

 USD 5.988.693

Gasto del programa de Alimentación Escolar entre 2012 y 2015 – promedio

 USD 905.516

Gasto promedio administrativo, de funcionamiento y en infraestructura durante un año ajustado a precios de 2017

 USD 7.211.441

Número promedio de estudiantes atendidos en los Colegios que recibieron inversión en infraestructura entre 2011 y 2014

3.249

Gasto distrital per cápita anual en escolarización primaria, secundaria y media

 USD 2.220

Cifras en dólares (ajustadas por PPA 2016).

* Para lograr comparar las cifras, los datos de cada uno de los valores por año fue ajustado por el Índice de Precios al Consumidor (IPC, entre el año que corresponde la cifra y diciembre de 2016).

Fuente: Secretaría de Educación Distrital (2017), Oficina Asesora de Planeación, Secretaría de Educación Distrital (2015, 2016). Base de datos del Sistema Electrónico de Contratación Pública (SECOP). Reporte de matrícula de la Secretaría de Educación Distrital al Ministerio de Educación Nacional, oficina asesora de Planeación 2015. Informe de Gestión Anual de la Secretaría de Educación Distrital, oficina de Programas y Proyectos 2015.

Si se toma en cuenta el gasto promedio de colegios privados en Bogotá D.C. (MEN, 2017), es decir, USD 2.041 ($ 2.552.454 ajustados por PPA) y los datos de la muestra obtenidos en el distrito, las cifras no son muy diferentes a la comparación hecha dos párrafos atrás, entre el gasto público distrital per cápita y el promedio del gasto de colegios privados en la capital.

Teniendo en cuenta que en Colombia existen más de 300 colegios privados (MEN, 2016), en los que las familias gastan, con recursos propios más de USD 8.000 al año ($ 10.000.000 ajustados por PPA 2016), e incurren en un endeudamiento financiero cada vez más apremiante, la comparación entre el gasto anual en colegios privados y el gasto promedio anual de educar sin escuela se eleva a 33,25%. Esto último revela hipotéticamente que si una familia con condiciones socioeconómicas por encima de la media que viva en alguna de las principales ciudades del país decidiese educar sin escuela a sus hijas e hijos, podría dedicar menos tiempo a conseguir recursos monetarios y más al proceso de crianza y educación y al buen vivir.

5. Consideraciones finales

Lo que se observa en los resultados es que es necesario realizar muestras confirmativas. Se debe seguir sumando información para avanzar en la caracterización de la Educación Sin Escuela en Colombia, para así lograr ampliar este estudio a Latinoamérica. Los resultados, hasta aquí, permiten evidenciar que es necesario seguir haciendo estudios específicos sobre cada uno de los múltiples planteamientos que surgen a partir del uso e interpretación de la herramienta metodológica definida para este estudio.

Así entonces, emerge un número amplio de preguntas de investigación que nos motivan a seguir más en detalle lo que sucede alrededor de este fenómeno. Se evidencia que este campo de la investigación de la ESE es una gran oportunidad para aportar al mejoramiento de la educación y es un campo de trabajo fundamental para poder aportar al mejor cuidado de los seres humanos, especialmente de las niñas, niños y adolescentes.

Por otra parte, los estudios mencionados en la Tabla 1 han sido realizados en Estados Unidos con el objetivo de comparar el gasto anual de la Educación Sin Escuela frente a la inversión en escolarización pública anual en el país norteamericano. Las conclusiones, por ejemplo de Brian Ray (2010), denotan que el presupuesto per cápita usado en escolarización pública, en comparación con los gastos de educar sin escuela para una familia estadounidenses promedio, es 16 veces mayor. En consecuencia Ray planteó un cuestionamiento sobre la eficiencia en el gasto en escolarización pública en dicho país.

Teniendo en cuenta este precedente, esta investigación tomó como insumo este y otros estudios realizados en Estados Unidos para iniciar una investigación preliminar sobre los gastos de educar sin escuela en Colombia. Con el uso de una encuesta como herramienta metodológica se logró hacer un primer acercamiento a los datos cuantitativos en Colombia. Los resultados de esta encuesta arrojaron que el gasto promedio anual de educar sin escuela es de USD 5.340 (esto ajustado por PPA 2016; si se tiene en cuenta la tasa de cambio vigente al momento del estudio, esta cifra es de USD 2.220, pero se enfatiza que la tasa de cambio sin ajuste por PPA es menos útil para comparaciones internacionales), una cifra 8,3 veces mayor que la cifra promedio para Estados Unidos en los cuatro estudios considerados (USD 643).

Las razones de esta diferencia se originan en múltiples factores, en primer lugar, como se mencionó anteriormente, está la diferencia en calidad de los bienes públicos y la discrepancia entre los márgenes de apropiación de lo público. Por supuesto, el menor gasto en Estados Unidos en la Educación Sin Escuela frente a la inversión en escolarización pública per cápita, también radica en los altos márgenes de inversión pública en dicho país, en comparación con las cifras de inversión pública en escolarización en Colombia.

En relación a este margen de inversión pública, es necesario resaltar que Colombia es uno de los países más desiguales de Latinoamérica, en una región que es una de las más desiguales del mundo (en una muestra de 64 países, el Banco Mundial estimó en 2014 a Colombia como el país más desigual del mundo. En ese momento el índice era de 0,535 y durante 2016 fue de 0,517 según cálculos del Departamento Nacional de Estadística). Esta desigualdad marca una diferencia muy clara entre la calidad y los gastos de la escolarización pública y privada, especialmente de las familias con condiciones socioeconómicas por encima o muy por encima de la media (aunque se sabe de numerosas familias con elevados ingresos económicos que escolarizan a sus hijas e hijos en colegios en el exterior). Es decir, no hay una comparación equivalente entre una escuela pública en Estados Unidos y una escuela pública en Colombia, especialmente en las zonas rurales o en los barrios populares de las zonas urbanas.

Esto último revela una de las razones por las cuales la cifra de USD 5.340 es mayor en comparación con el gasto público en escolarización que para la nación es de USD 2.860 (ajustado por PPA 2016, considerando directamente la tasa de cambio promedio en 2016, la cifra es menos de la mitad, USD 1.120) y el distrito de USD 2.220 (ajustado por PPA 2016, considerando directamente la tasa de cambio promedio en 2016, el valor es menos de la mitad, USD 910). Se debe aclarar que el presupuesto distrital recibe transferencias desde el presupuesto de la nación. Dicha razón es que en Colombia casi la totalidad de familias que tienen la capacidad monetaria, especialmente en las zonas urbanas, para elegir entre un colegio público gratuito y uno privado, elegirán el privado. En otras palabras, el tipo de familias encuestadas no consideran como alternativa a la educación sin escuela la escolarización en un colegio público, sino en un colegio privado con gastos particularmente por encima de la media.

Así mismo, se hace evidente dentro de la muestra que esta cifra, relativamente elevada en comparación con el gasto público en escolarización en Colombia o el gasto de la Educación Sin Escuela en Estados Unidos, tiene fundamento en la individualización de los grupos familiares. Esto debido a que, en general, no hay un entorno organizado que permita a las familias complementar o compartir sus gastos o sus actividades, incurriendo en la mayoría de los casos en una profunda individualización del gasto.

A pesar de que la mayoría de familias que educan sin escuela en Colombia que respondieron la encuesta tiene unos ingresos mensuales por encima de la media en Colombia, no se debe entender de ninguna manera que este es el comportamiento general de la mayoría de la población que se educa sin escuela. Gracias al trabajo de campo y las observaciones empíricas, se conocen en detalle procesos de familias que obtienen incluso ingresos por debajo de la media en Colombia y se deciden por la ESE. Tal es el caso de las familias neorurales constituidas por personas criadas en la ciudad que toman la alternativa de una vida en el campo y se deciden por educar a sus hijas e hijos sin escuela. En consecuencia, como resultado de su estilo de vida alejado del consumismo, son familias que en general viven con unos ingresos muy por debajo de la media. Este fenómeno no es exclusivo de grupos familiares que buscan un entorno rural, también lo es de familias urbanas que se piensan una vida alternativa y viven una educación alternativa.

Hay que hacer notar que, teniendo en cuenta este estudio, el gasto per cápita de educar sin escuela es 1/3 inferior al gasto de escolarizar en un colegio privado cuyos gastos estén por encima de la media. También se ha observado, que un número amplio de familias que deciden educar sin escuela lo hacen porque les resulta más económico y les provee unos márgenes de calidad educativa similares y en algunos casos superiores, con lo que estas familias no consideran que están arriesgando la educación de sus hijas e hijos y en cambio sí están disfrutando de un estilo de vida más cuidadoso con el grupo familiar. En algunas familias con más de dos (2) hijas y/o hijos, algunas madres y/o padres han renunciado a transar largas horas de trabajo por dinero y en cambio destinan más tiempo a la crianza y educación de sus hijas e hijos.

Por su parte, la cifra de 42,15% de familias de la encuesta que utilizan un gasto familiar anual menor que el gasto público nacional per cápita anual en escolarización no es un dato menor, ya que la Educación Sin Escuela abre la posibilidad para la institucionalidad pública de hacer un acompañamiento distinto a las familias que educan sin escuela, evitando así el carácter homogeneizador y estático de la escuela. Más allá de entregar directamente subsidios o bonos a las familias que asuman la tarea de educar sin escuela a sus miembros, desde la institucionalidad se podrían acompañar estos procesos o, más concretamente, generar entornos de aprendizaje que superen los colegios.

Silva (2009), hace seguimiento a un proceso gestionado por Luis Fernando Ramírez a finales de los 90’s, en el que se muestra cómo las comunidades populares pueden gestionar más eficientemente los recursos que las mismas consultoras o firmas de ingenieros, generando así una integración comunitaria más amplia, que derive en una apropiación del espacio público mayor en comparación con las ejecuciones presupuestales convencionales. Atender desde el establecimiento público a la Educación Sin Escuela es proponer nuevas formas de entender la educación, pero sobretodo, nuevas formas de entender lo colectivo, abriendo canales de comunicación entre la comunidad para también alcanzar, comprender y generar, mecanismos nuevos que sirvan a la comunidad para educarse e integrarse.

La Educación Sin Escuela entonces, no es sólo no ir al colegio, sino que nace a partir de una comprensión de que la verdadera educación se genera en un entorno de aprendizaje en el que se conciba y circule afecto, características que no son propias de un aula y/o una clase magistral. El reto para la institucionalidad pública es entender cómo desarrollar estos entornos de aprendizaje sin pasar por las aulas de un colegio. No es contratar menos docentes o reducir el presupuesto a la educación, sino comprender que educación es mucho más que escolarización. En otras palabras, la Educación Sin Escuela es un cuestionamiento a la escolarización, no porque la enfrente directamente sino porque le propone otras maneras de educar a las personas, que pueden constituirse como un uso más eficiente de los recursos, brindando mejores resultados.

Finalmente la ESE, en general, es un tipo de educación que aboga por reivindicar el papel de la crianza dentro de los procesos educativos. Es lamentable el abandono que reciben día a día muchas de las hijas e hijos que se escolarizan, tanto en instituciones públicas como privadas. Algunos padres y madres, al responder a sus acuciantes necesidades monetarias y en distintas gradualidades, anhelos de reconocimiento público, han dejado de lado paulatinamente su rol como cuidadores y acompañantes de sus hijas e hijos y en algunos casos los han reemplazado por un comportamiento vigilante y castigador. Algunos procesos de ESE, entonces, ponen de manifiesto la relevancia de la familia y centran la atención en la importancia de generar y circular afecto para potenciar los procesos de aprendizaje.

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